y sin haberlo preparado..
me ha salido un pareado…
pues sí, ahí estábamos Nago and family, y yo nosotras el día 31, en un avión rumbo a Milano, mientras el resto de la gente estaba en casa toda estresadita preparando la cena y dándole los últimos toques a su disfraz…(cosa que mi madre es lo que más agradeció, el no verme cosiendo 5 minutos antes (y después) de las doce…). disfraz que, casualidades de la vida,este año era de león, buaaaaaaa…pero bueno, que le vamos a hacer, otro año será, circunstancias de la vida, billetes de avión de compañías de bajo coste, y cuentas bancarias en números rojos…
el caso es que allí estábamos, , llegando al aeropuerto a las 8 de la tarde, y a casa a las 9 (ya veis, por aquí los transportes públicos no son lo mejor del mundo, la mayoría de veces están en huelga, pero ya se nota cuando se quieren ir a casa a cenar, que lo hacen todo mil veces más rápido, y son mucho más eficaces, por no decir bordes, que "amablemente" te meten prisa para que tu también contribuyas. pero nos hicieron un favor, que si no, no sé a que hora hubiesemos llegado…que llegamos con el tiempo justo como para preparar la cena (que por cierto, es una de las mejores cenas que hemos tenido aquí en Milano, para recordar, aunque no quiere decir que comamos mal, sino que todos los días no se come jamón, y solomillo…eskerrik asko!!!) y para comernos las uvas. bueno, que este es un aspecto importante, que aquí lo de las uvas no se lleva (fíjate, con tanto vino que fabrican, y no todas las uvas para eso…). no sé de donde saldría la tradición, pero ya tantos años acostumbrada a ello, se hacía raro no tener. Pero como hoy en día las tecnologías están muy presentes, pues nos aprovechamos de ellas y nos montamos una pequeña puerta del sol en nuestra cocina. ahí, con el reloj de la tele de fondo, nos comimos las uvas a ritmo de campanadas en mp3…casi como en casa! hasta con algún atragantón que otro…
lo que ya no era estar como en casa era lo de después. ilusos de nosotros, pensabamos que aquí habría mucha juerga, siendo una ciudad grande…pero no. No había ni blas. Ni epi, que seguro que estaba en la fiesta de blas…si, aquí o te vas a una fiesta privada, o nada. Así que tras dar una vuelta a la manzana, decidimos montar nuestra mini fiesta en casa. privada, privada (solo nosotros) y nuestro spumante, lambrusco, champan, y el euskalimotxo, que nos dio bastante vidilla (para los desinformados, se trata de un regalito que nos hicieron nuestros amigos madrimilaneses, una especie de okalimotxo, pero con toques en euskera). lo pasamos bien. fue divertido, peculiar, pero divertido. y seguro que de esta siempre nos acordaremos…
due contro due…
ya decía yo que no había ni blas en esta ciudad…tutto il mundo é fuori! menos nosotras!esto si que es triste. ciudad gris, sin gente por la calle…tutto il mondo é fuori! si, que aquí la gente se pira de la ciudad en cuanto tiene vacaciones, y por eso no había ambientillo ni na…pero bueno, menos mal que tenemos recursos, y nos montamos un plan alternativo a las tardes de trabajo…nada, que ya es hora de que empecemos a hablar el italiano en condiciones, con gente que sepa hablarlo, porque entre nosotras nos lo pasamos bien, pero vaya, metemos la gamba bastante a gusto (aaaah, mira de donde viene la expresión…). el caso es que acabamos quedando para ir a cenar sushi con dos chicos italianos: Matteo, y su amigo Marcello, desconocido para nosotras anteriormente, pero que recordaremos a partir de ahora, ya lo creo que si…jeje. y ecco qui, velada tipicamente italiana, vas a a comer sushi, con italianos, y acabas hablando ingles…y comiendo pizza! Jeje, cosas de la vida…situación extraña, pero divertida, sí. lo pasamos bien, aunque al final un pequeño percance de la madre de Marcello nos hizo despedirnos precipitadamente de ellos, que se tuvieron que ir porque se había quemado al cocinar… pero afortunadamente fue solo un susto, y se recuperará. a ver si hay próxima y transcurre sin incidencias…